La cebra, ¿por qué se salvó de ser domesticada?
Por más que pasen los años, sigue siendo imposible domesticar a una cebra
Resulta curioso ver que las cebras pertenecen al mismo género que los asnos y los caballos pero, a pesar de las similitudes y parentesco, éstas nunca han sido domesticadas. Con el paso de los años se ha intentado en varias ocasiones, pero domesticar cebras es un objetivo que siempre ha fracasado.
Hubo algunos ejemplares que sí consiguieron domesticarse para ser entrenados como animales de carga o de montura en el pasado, pero lo cierto es que fue en muy pocas ocasiones y la domesticación de las cebras nunca ha llegado a ser real.
Los motivos para no poder domesticar cebras
Las diferencias de comportamiento de las cebras con sus «primos» los caballos y los asnos es el principal motivo por el que ellos se pueden domesticar y ellas no. Las tres especies de cebra aficana siguen siendo predominantemente salvajes, por lo que resulta imposible poder domarlas con éxito.
La cebra siempre se muestra atenta y en alerta a los peligros de su entorno, principalmente depredadores como guepardos, leones o hienas, por lo que cualquier acercamiento para intentar domesticarla lo va a interpretar como un ataque. Es por eso que tiene mucha agilidad para evitar lazos u otros elementos que puedan ser de ayuda para domarla, o intentarlo.
No solo se defienden, las cebras también atacan, especialmente cuando se sienten amenazadas. Están genéticamente preparadas para la huida y la lucha, especialmente para morder. Además, suelen dejarse llevar por el pánico en situaciones de nerviosismo.
Es importante tener en cuenta también que las cebras migran en manada una vez al año, siguiendo las lluvias, lo que hace que sea más complicado el intento de domesticarla ya que no permanece en el mismo hábitat, algo que si hacen los asnos y los caballos.
Cebras en estado salvaje
Hoy en día, la cebra más extendida es la cebra común, que suele habitar desde la sabana y el desierto del sur de Sudán y de Etiopía hasta el sur y el suroeste de África, incluyendo la sabana de la parte oriental del país. Su hábitat es de tierra seca con arbustos y hierba, aunque en el caso de la cebra de montaña le gustan los altiplanos montañosos en altitudes de hasta 2.000 m.
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